By gestionsigwebNoticias
Seguridad minero-energética. Prevención de Riesgos de clase mundial.
Las empresas mineras y las que les proveen servicios eléctricos han logrado establecer prácticas con resultados óptimos en lo que es la tasa de accidentabilidad. El desafío es no bajar los brazos y seguir mejorando aún más en el cuidado de los trabajadores.
(Revista ELECTRICIDAD)La energía es uno de los principales insumos de la minería. También es uno de los riesgos más latentes en sus operaciones. Es por ello que tanto las empresas eléctricas como las mineras han establecido como un eje fundamental de su actividad productiva la seguridad de sus procesos y de sus trabajadores. Esto las ha llevado a trabajar con estándares que, puede decirse, son de clase mundial, con una muy baja tasa de accidentabilidad.
“El riesgo eléctrico es una de las principales causas de fatalidad en lo que en faenas mineras llaman riesgos materiales. En la electricidad existen muchos puntos críticos, especialmente los trabajos que tienen que ver con el entorno, la operación y mantención de los sistemas eléctricos; lo que significan las conexiones, intervenciones, mantención, el hecho de poder trabajar con niveles de voltajes de 230 V a 220.000 V. La seguridad es un elemento clave en la contención de estos riesgos”, señala Alejandro Avaria, subgerente de Servicios a la Minería de Emel Norte, entidad que agrupa a las distribuidoras del Grupo CGE en la zona norte del país.
La energía está presente, y en grandes volúmenes, en la mayoría de los procesos de la minería. Por ello la industria minera ha definido una serie de normativas y herramientas para que la electricidad pueda ser operada de forma segura. Como explica Jorge León, experto en energía de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), “lo principal corresponde al reglamento de seguridad minera que es el Decreto Supremo 132, que establece los sistemas de control que tienen que tener todas las instalaciones eléctricas hoy en las diferentes etapas del proyecto, como son la construcción, la operación y el cierre de las minas. Aparte de esto está toda la normativa asociada a la de Superintendencia Electricidad y Combustibles (SEC), que es bien potente. Después entramos a lo que es propio de la operación, por ejemplo los AST (Análisis de los Seguros de Trabajo) y los PST (Procedimientos de Seguro de Trabajo), contar con personal calificado y adquirir equipos certificados”.
La industria minera ha clasificado de manera transversal las llamadas “reglas de vida” o “reglas de oro” (normalmente entre cinco y ocho), que establecen cuáles son las actividades más críticas. Dentro de ellas se aborda el área eléctrica y cómo se administra, con materias como la desenergización y la utilización de tarjetas de bloqueo para la intervención de equipos y líneas, el uso de protectores diferenciales de los equipos y la utilización de equipo de protección personal, el establecimiento de planes de mantención y de restricciones en el tránsito de personas en espacios delimitados.
Todas estas medidas han llevado a que la seguridad mineroenergética pueda mostrar cifras positivas. “En general, las estadísticas son bastante favorables con respecto al tema eléctrico. El anuario de Sernageomin de 2010 registra que el 1% del total de la accidentabilidad fue por contacto eléctrico”, destaca León. Avaria también tiene buenas noticias en esta área: “Como Grupo Emel Norte podemos contar con mucho orgullo que nuestra tasa de accidentabilidad en esta industria la estamos manteniendo en cero, tanto en número de accidentes como en número de enfermedades profesionales con días perdidos de trabajo. Hoy día cumplimos con todos los KPI (Key Performance Indicators) de las mineras, alcanzando los estándares esperados en nuestros servicios, que para nosotros es un compromiso constante”, celebra.
Buen rendimiento que debe seguir manteniéndose, sobre todo considerando que cuando se producen accidentes, sus impactos son importantes, incluso con riesgo para la vida de los trabajadores. ¿Cuáles son los principales accidentes y causas de los accidentes? Para el especialista de la ACHS, “los accidentes en general son multicausales y no se concentran en un solo punto, pero si tuviera que hacer una abstracción, diría que los lugares de mayor complejidad en esta materia son las salas eléctricas y los paneles eléctricos. Dentro de eso, hay áreas que son críticas, como son las áreas de chancado, las plantas propiamente tales, las áreas de mantención y los puertos de embarque, en la parte de la operación. También están las líneas de Alta Tensión con los patios de transformadores. También, en menor escala por la cantidad de energía, no dejan de ser críticas las herramientas de uso de mano, pero con accidentes de menor gravedad, porque son voltajes distintos”.
Para prevenir accidentes, es esencial el autocuidado y la capacitación del personal, instrucción que debe lograr que los trabajadores tengan un conocimiento acabado de cómo funciona la electricidad, de cuáles son las consecuencias de sufrir un accidente eléctrico y de conceptos básicos en primeros auxilios, ya que, como grafica León, “poder hacernos cargo ante una descarga eléctrica en una persona es muy importante, ya que normalmente la diferencia entre la vida y la muerte está en los dos primeros minutos de atención a un trabajador. Frecuentemente el contacto eléctrico está asociado a un paro cardiorrespiratorio, por lo que poder reanimar a una persona es vital en esa instancia”.
En el caso de Emel, Avaria indica que “en el área minera nosotros estamos permanentemente con planes de capacitación, que involucra tanto las habilidades duras por las cuales medimos las competencias del personal y vamos optimizando las competencias técnicas. Ese plan de capacitación anual mantiene un reciclaje permanente de los conocimientos con un constante monitoreo mensual. Otro ámbito son los elementos que tienen que ver con la capacitación de habilidades blandas, fundamentalmente incentivar la conducta segura a través de actitudes, valores y creencias positivas; contar con una supervisión efectiva es la clave del éxito”.
Un desafío permanente
Mantener la seguridad como un pilar fundamental y seguir con tasas de accidentabilidad bajas es crucial para las empresas eléctricas que brindan servicios a las mineras. Si bien se han establecido normativas y procedimientos que son de clase mundial, no está todo hecho. En ese sentido, hay expertos que apuntan a que la investigación en seguridad debe enfocarse ahora al estudio del cerebro humano. Esa es la visión de Edgardo Javier Durán, neurocientífico, ingeniero en minas y prevencionista de riesgos, profesional que ha integrado todas estas áreas de conocimiento para analizar la organización cerebral humana y el comportamiento de las personas en relación a los accidentes. Durán destaca que cada individuo tiene una malla neuronal distinta, que almacena operaciones que son repetitivas, entre ellas las del quehacer laboral. Estas operaciones o acciones pasan a ser automáticas o reflejas.
“Por ejemplo, cuando tomamos un café, lo hacemos de una manera que no pensamos en cómo hacerlo, sino que la instrucción se ‘dispara’, se desata el impulso cerebral y se hace. Lo mismo opera en un trabajador, pero hay veces que cambian las situaciones, el ambiente de un trabajo a otro, y ahí nos vemos enfrentados a un riesgo inmensamente alto”, grafica el especialista. Por ello, Durán es enfático en señalar que el 90% de los accidentes se produce por acciones humanas y el resto por condiciones externas, “por lo que esto debiera empezar a considerarse no solamente en los procesos industriales, sino que también en la ley chilena, que no la está focalizando de esta forma. Creo que muchas veces se ha culpado a más de algún supervisor y le hemos impuesto una carga o responsabilidad respecto de un accidente en que no tiene el 100% de la culpa”.
¿Cómo debe abordarse este aspecto? Durán lo explica: “Para aquellas actividades que son de alto riesgo, podemos seleccionar, a partir de un grupo de operadores califica os, a aquellas personas que tienen una atención sostenida mayor que el conjunto, para decirle ‘bueno, tú entonces serás el encargado de la conexión y los otros serán de apoyo’. De esa manera se puede reforzar importantemente la seguridad”. Esta capacidad se puede detectar por medio de pruebas neuropsicológicas, que determinarán características específicas de un individuo, como el control en una operación, los controles de impulso o el grado de concentración de éste.
Otro aspecto relevante es la comunicación entre las empresas, de manera que la información en el área de la seguridad esté presente en toda la industria, para que se determinen cuáles son los procesos que tienen mayor complejidad y cuáles son las mejores prácticas que se están adoptando. Como enfatiza León, “la posibilidad de intercambiar conocimientos en la industria es incipiente y estamos avanzando, pero creo que es un desafío importante, porque las personas que de alguna manera interactúan con este tema abordan un nivel de materias que es bastante específico. Lo que se pueda aprender y lo que se pueda compartir siempre va a ser muy bienvenido, por lo que creo que es una tarea muy importante poder trabajar en forma conjunta”.
Fuente /Revista ELECTRICIDAD
Mayo 2012