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La Seguridad y la Salud en el Trabajo y su incidencia en la reducción de costos

En las industrias de comodities como la minería, gran parte de la capacidad de mantener o aumentar las utilidades está íntimamente relacionada con la eficiencia en la reducción costos. En esta lógica, Operaciones no es sólo responsable de producir, sino también de mantener los costos a la baja, en un espiral que aumenta la presión hacia el personal y se transforma en tierra fértil para la ocurrencia de incidentes.

Como muy bien explicó el Dr. James Reason, justamente cuando aumentan las demandas productivas, en forma paralela deberían aumentar las defensas de la organización ante la posibilidad de Error Humano, ya que esta última también crece.

En épocas donde baja el precio del mineral, existe la tendencia a reducir la inversión en temas de seguridad, sin embargo es recomendable considerar que invertir en políticas de Producción Segura no solo podría dar como resultado la disminución de incidentes, sino también podría constituirse en una fuente de reducción de costos de gran importancia, dado que las consecuencias económicas de un accidente grave o fatal no sólo incluyen los costos directos (cubiertos por los seguros contratados), sino que también incluyen  costos indirectos tangibles e intangibles (interrupción en la producción, ausentismo, horas hombre de reemplazo, litigios legales, implementación de acciones correctivas, daño de imagen corporativa, tensión e incertidumbre en el equipo de trabajo y su impacto en el clima, etc.).

Así también, invertir en seguridad y gestionar el Error Humano, podría transformarse en una herramienta de desarrollo organizacional de gran trascendencia, ya que una efectiva intervención que apunte al Factor Humano y su permanente capacidad de aprendizaje, puede generar beneficios indirectos positivos para la organización, como lo es desarrollar un estilo de resolución de problemas que favorecen el análisis de información y la predicción estratégica del error, permitiendo que la organización se vuelva flexible y adaptable al cambio (de forma oportuna y anticipatoria), y, de esa forma, adquiera un modo de observar y desenvolverse que se puede aplicar perfectamente a otros ámbitos (más allá de la prevención de accidentes). Y, junto a ello, asegurar el involucramiento de los trabajadores, lo que impacta positivamente el clima organizacional, dado que ellos se percibirán importantes para la organización, valorados en sus capacidades y respetados como personas, lo que conllevará, a la vez, un impacto positivo en el cumplimiento de las metas productivas.

En consideración a lo descrito, toda empresa que elija invertir en seguridad y desarrollar una Cultura de Producción Segura, debe considerar que existen tres pilares fundamentales sobre los cuales actuar: Liderazgo. Sistema de Gestión e Involucramiento de Trabajadores, los cuales interactúan entre sí, afectándose mutuamente.

En esa línea, el desafío es generar un Liderazgo comprometido con la prevención de forma proactiva, que fomenta por medio de la confianza la denuncia de incidentes y aprovecha cada experiencia para el aprendizaje del equipo, y que motiva e inspira por medio del ejemplo en sus decisiones y acciones cotidianas; un Sistema de Gestión que posee robustez y lineamientos claros, que permite controlar las variables críticas y prevenir de forma efectiva los accidentes, a la vez que fomenta la reportabilidad y da énfasis a la detección del error (con el fin de aprovecharlo en el aprendizaje organizacional), y que integra todos los procesos claves en su planificación y acción, con una flexibilidad tal que le permite adaptarse a los cambios y nuevas demandas; y, un Trabajador Involucrado, que conoce y está alineado con las políticas y prioridades de la empresa, se encuentra capacitado y es experto en sus funciones, por lo que conoce la forma trabajar seguro y lo hace, aplicando todos los controles, mientras participa y colabora de forma proactiva en la prevención de accidentes, por medio de denuncias y reportes oportunos, los cuales aprovecha para su aprendizaje y el de su equipo.

Finalmente, es vital incluir como cuarta variable, la Comunicación, que cumple un rol de articulador, soporte y lubricación en la interacción de esos tres pilares. Esta variable asegura la fluidez de información oportuna y veraz, fomentando la reportabilidad y el aprendizaje por parte de la totalidad de la organización, a la vez que facilita el acceso a detalles útiles para el propósito preventivo, de forma clara y transparente, y genera instancias de feedback, con el fin de facilitar el mejoramiento permanente a partir de los errores denunciados.

Autor: Verónica Navarro G., Fundamento Paradigma Ltda.

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