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Gran parte de los residuos plásticos domésticos no llegan nunca a reciclarse.

Iniciativas buscan aumentar los tipos de este material ue hoy se recuperan en Chile.Sólo las botellas de bebida tienen asegurado un renacer como plástico.

Casi todo lo demás suele ir a vertederos o se convierte en combustible.Potes de yogurt, botellas de bebida, de aceite y champú, y bolsas de supermercado son parte de los 49 kilos de plástico que cada chileno genera al año. Y si bien hay cada vez más conciencia de la importancia de reciclarlos, la mayoría va a parar al vertedero. Incluso, parte importante del que se deja en algunos centros de reciclaje.

“Calculamos que 15% del plástico que se produce en Chile se recicla. Estamos hablando de unas 125 mil toneladas al año”, estima Mariela Formas, gerente general de la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla). De ese total, aclara, la mayor parte es plástico postindustrial (residuos que quedan al fabricar productos plásticos). Sólo una pequeña fracción corresponde a “posconsumo”, que es la categoría que agrupa a los plásticos que van a parar al basurero de la casa o a puntos limpios.

La razón es que el “postindustrial” es plástico limpio y de un mismo tipo (ver infografía). Oro puro para una planta de reciclaje. El domiciliario, en cambio, “es como un metal de baja ley”, compara Gonzalo Muñoz, fundador de los centros de reciclaje TriCiclos.

Sucia combinación

El pecado del plástico domiciliario es que no sólo viene contaminado con restos de aceite, lácteos, detergentes o productos de tocador. Además, un mismo envase suele tener materiales de distinto tipo: la botella puede ser PEAD y la tapa PP; la bolsa de mayonesa tiene láminas de variados plásticos o el pote de yogurt viene con etiquetas tan adheridas que es prácticamente imposible sacarlas para reciclarlo.

Y procesar plásticos sucios o mezclados es inviable. “El resultado es un plástico contaminado o que se desgrana y no se puede usar”, explica Julio Compagnon, vicepresidente de Asipla.

Por eso, agrega, prácticamente el único plástico domiciliario que hoy es costo-efectivo reciclar en el país es el de botellas de bebida (PET), que se convierten en nuevas botellas o en cajas para frutas.

En el Punto Limpio de Vitacura, por ejemplo, en 2011 se reciclaron 46,5 toneladas de botellas de bebida, equivalente al 21% de todo el plástico que se recibió. El 79% restante (no PET) “derivó a rellenos sanitarios, ya que no son apetecidos por las empresas recicladoras registradas por la autoridad”, dicen en el municipio. Yesika Tsutsumi, su directora de Medio Ambiente, Aseo y Ornato señala que para enfrentar ese vacío, “este año vamos a llamar a una licitación para que ese plástico que no se recicla pueda emplearse como combustible alternativo en procesos industriales”.

TriCiclos, en tanto, tiene convenios con ciertas empresas que permiten reciclar una variedad más amplia de plásticos, que terminan convertidos en maceteros, composteras o tarimas, dice Muñoz. Aumentar lo que hoy se recicla requiere unir voluntades (ver recuadro). “Para el usuario final, esto pasa por aprender a separar sus plásticos, enjuagarlos y depositarlos donde corresponde”, concluye Formas.

Con voluntad de cambio

“En Chile tenemos capacidad de reciclar mucho más plástico del que estamos procesando”, dice Julio Compagnon, de la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla). Pero aprovecharla, agrega, requiere el esfuerzo coordinado de la industria, el Estado, municipios y usuarios. “Este año Asipla quiere empezar a ampliar la cadena de reciclaje a bolsas plásticas y potes de yogurt y margarina”, dice Formas. La idea, es ir más allá del PET.

Paula Leighton N.

Febrero 24 de 2011

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