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Fuegos artificiales: experto recomienda proteger oídos de los altos decibeles
Ruido de fuegos artificiales es similar al que genera el despegue de un avión.
Nadie duda de la belleza de un espectáculo de fuegos artificiales en la víspera o noche de Año Nuevo. Pero disfrutar en primera fila este tipo de eventos y sentir en carne propia la vibración y el estruendo que provocan estas explosiones podría terminar con un daño auditivo irreparable, que mostrará su efecto en el largo plazo. ¿Los más expuestos? Niños y jóvenes.
La medicina describe que sobre los 85 decibeles (dB), nuestros oídos sufren daño. Para que tenga una idea: una conversación a un volumen normal genera 60 dB; la aspiradora, 70dB; un atasco de tráfico, 90 dB, y un motor de avión, 120 dB. Pero los fuegos artificiales emiten entre 130 y 140 dB, casi el doble de lo que soporta un oído.
Como en las fiestas de fin de año ya se ha vuelto una tradición asistir a estos eventos -cuya duración se prolonga por al menos 20 minutos- y también a fiestas con música a volumen elevado, los oídos están sumamente expuestos.
Por eso se ha vuelto común que, después de las fiestas, varias personas sientan en sus oídos un zumbido, pito o sonido agudo que dificulta escuchar la voz, incluso, de quien tenemos al lado. Cuando eso ocurre, significa que el oído ha sufrido daño, el que puede ser irremediable.
Carlos Stott, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, explica que el tinitus (zumbido o sonido al interior del oído) es un síntoma de un trauma auditivo, y que si ocurre en forma constante, puede hacer que con el tiempo esa persona pierda audición. “Una explosión de un fuego artificial es similar al sonido que emite un avión al despegar. Si es un solo sonido, no hay problema, pero si se está expuesto a 30 ó 45 minutos de espectáculo, el daño puede durar hasta 72 horas, tiempo en el que esa persona escucha menos”, dijo. Es más, si mientras dura ese zumbido la persona se practicara una audiometría, ésta demostraría que escucha menos.
Usar tapones
Los niños pequeños son los más afectados. Por una condición natural, sus oídos son más frágiles e inestables, y son los que más escuchan. Por lo mismo, Stott recomienda protegerlos especialmente a ellos cuando presencian un espectáculo de fuegos artificiales. Idealmente, se debe estar a una distancia prudente de la fuente de ruido, pero si no es posible, tapones e incluso un poco de algodón en cada oído pueden ayudar a disipar la onda sonora. “Con esto se pueden atenuar unos 20 dB. En el fondo, es como una barrera que atenúa el impacto. Así, ya no llega directo a chocar con el tímpano”, dijo Stott.
Los adultos mayores también son un grupo de riesgo, pero como en ellos el espectro de sonidos ya está disminuido, producto de la edad, no pierden audición.
Distinto es el caso de las personas más jóvenes que, además de estos eventos, constantemente asisten a conciertos, recitales y discotecas, que funcionan con un volumen elevado por varias horas. “Cuando ellos lleguen a los 55 ó 60 años, que es cuando se comienza a perder audición de los sonidos más agudos en forma natural, tendrán una pérdida mayor a la normal, por el daño que ya tienen acumulado”, sentenció.
Cecilia Yáñez
26-12-2011