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Dic 14

Temas ambientales complican a líderes de izquierda Latinoamericanos

Los dirigentes progresistas de Latinoamérica pierden la inocencia con sus políticas de desarrollo. Dilma Rousseff  sufre con la ley forestal y una presa, Evo Morales con una carretera, Ollanta  Humala y Rafael Correa con las minas.

Crecer, exportar y triunfar requiere sacrificios y puede traer conflictos. Sobre todo si el dirigente al mando es acusado de traicionar sus principios y a su gente, como de repente les está ocurriendo a casi todos los gobiernos de izquierda en América Latina.

La ex guerrillera Dilma Rousseff sufre con la reforma forestal, la presa de Belo Monte y las infraestructuras que construye en distintos países.

El ex dirigente cocalero Evo Morales pierde el apoyo indígena por una carretera en medio de la selva. El Presidente Ollanta Humala afronta revueltas por una mina de oro y cinco hidroeléctricas.

Y el ecuatoriano Rafael Correa no gana para disgustos con las comunidades afectadas por distintos proyectos de extracción mineral y petrolera.

Todos los gobiernos de países con riquezas naturales se ven ante el dilema entre el pan para hoy de los grandes cultivos, yacimientos o presas y el hambre para mañana de las deforestaciones, inundaciones y desplazamientos de población.

La diferencia en el caso del sur de América es que quienes ahora bregan entre esas dos aguas son o en su día fueron reconocidos paladines de la causa indígena o la defensa de la madre tierra.

“DESENCHUFEN LA MOTOSIERRA”

Brasil es el gran paradigma. Su Senado aprobó la semana pasada una nueva ley forestal fuertemente contestada por los ambientalistas. “Desenchufen la motosierra”, les dijo Greenpeace a la Cámara y a la Presidenta.

Según los ecologistas, a los que se han sumado la Iglesia y algunas entidades científicas, el texto es un “golpe mortal” para la Amazonia. El Gobierno brasileño lo niega, aunque en su día, cuando el borrador era más agresivo que el proyecto ya a punto, algunos de sus miembros se mostraron críticos.

Rousseff anunció en mayo un posible veto parcial de la ley, pero desde entonces no ha vuelto a decir nada.

Brasil se juega el pan y la fama en esta batalla. El gigante sudamericano es el mayor productor mundial de azúcar de caña, café y zumos, así como el primer exportador de etanol, carne bovina y pollo.

La agricultura y la ganadería suponen el 30% de su PIB y el 38% de sus ventas al exterior.

Los intereses privados que alimentan la potente “bancada ruralista” del Parlamento coinciden en gran medida con los del Gobierno y el país a corto plazo. La caja registradora del Estado indica inmediatamente el efecto de la expansión de cultivos, mientras que el daño a los bosques, los ríos e incluso a los poblados de la selva se nota con mayor lentitud.

GUERRA PROPAGANDÍSTICA

El debate sobre el Código Forestal se superpone a la llamativa guerra propagandística en torno al proyecto Belo Monte: la que se supone será la tercera hidroeléctrica más grande del planeta.

Hace tres semanas, una ONG colgó en la red un video de ocho minutos en el que 19 actrices y actores famosos arremetían contra la obra y pedían firmas en favor de su paralización, dado su alto coste y perjuicios al medio y a ciertas poblaciones de indios.

En unos días, tres grupos de estudiantes universitarios difundieron videos de réplica en los que ponían en evidencia errores y exageraciones del guión leído por los artistas, que hasta confundieron el Estado donde se provocará la inundación para la presa. En 15 días, las grabaciones recibieron 4,3 millones de visitas.

PROYECTOS BRASILEÑOS

Brasil, sus grandes compañías de infraestructuras y el Banco Nacional de Desarrollo, están topando con una creciente oposición a los proyectos que cofinancian y llevan a cabo en otros países de la región. Pero si Brasil expone inversiones, los líderes de esos países se juegan el pellejo político.

El mayor sindicato y dos de las principales organizaciones indígenas de Bolivia plantaron cara este lunes al Presidente y antiguo aliado suyo, Evo Morales, en una importante reunión sobre la agenda nacional.

El enfado tiene su origen en la carretera planeada en la reserva del Tipnis. La violenta represión de una protesta contra la obra, en septiembre, puso en pie de guerra a gran parte de la base electoral de Morales y le obligó a suspender la construcción, financiada por Brasil en un 80%.

En Perú, el rechazo de indígenas y ambientalistas a una explotación de oro llevó a Humala, hace una semana, a declarar el estado de emergencia en cuatro provincias por un mes.

Y otras protestas amenazan la construcción de cinco hidroeléctricas, de nuevo a cargo de Brasil; los proyectos fueron acordados por los ex presidentes Alan García y Luiz Inácio Lula da Silva en 2010, pero es Humala quien debe decidir. Y también se juega el apoyo de su gente. Como Correa en sus negociaciones con empresas extranjeras para la extracción de petróleo y minerales.

Quién se lo iba a decir a todos ellos.

Lunes 12 de diciembre de 2011| por Fernando García / La Vanguardia– foto: EFE

Artículo sindicado desde http://www.lavanguardia.com

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