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Bomba de tiempo previsional..

A partir del 2021, jubilaciones de la clase media serían el 40% del último sueldo.De un millón de pesos se pasa a contar con $400 mil al mes

Bajas cotizaciones, lagunas laborales y mayores expectativas de vida hacen que las jubilaciones se conviertan en un problema para el cuarto quintil de ingresos; es decir, aquellos hogares con sueldos de entre $625.524 y $819.098.

Pamela es una profesional de poco más de 40 años, que trabaja desde que egresó de la universidad, que pasó dos temporadas en el extranjero estudiando y que si no se aplica y ahorra un 10% más de su sueldo de $1,2 millones -20% de su remuneración total, considerando el 10% de cotización obligatoria-, bien puede ver que cuando jubile no le alcanzará para subsistir, pese a haber trabajado toda su vida.

Este dilema dista mucho de ser aislado. La ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, planteó hace unos meses que el problema que se viene ahora es cómo hacer que la clase media logre jubilaciones con las cuales mantenga su nivel de vida.

El economista y ex director de Presupuestos Alberto Arenas advierte que si alguien pensó que iba a jubilar con casi todo su sueldo, mejor olvídese. “En el sistema de capitalización individual, las tasas de reemplazo de las primeras generaciones son bastante más bajas, son en torno al 40%”, señala. Los primeros jubilados “químicamente puros” del sistema de capitalización individual, es decir sin bonos de reconocimiento, se verán desde 2021. “Hay un choque de expectativas, porque las personas pensaban que iban a jubilar con el 80% de su sueldo y eso dista mucho de la realidad”, señala este experto.

Según el ex director de Presupuestos, las bajas cotizaciones, las lagunas laborales y mayores expectativas de vida hacen que las jubilaciones se conviertan en un problema para el cuarto quintil de ingresos; es decir, aquellos hogares con sueldos de entre $625.524 y $819.098. En el quintil superior se tienen más recursos y otras fuentes de ingresos, como propiedades, inversiones, entre otros.

“El sistema previsional chileno está en un proceso de ajuste tras la reforma previsional que enfrentamos en 2008”, dice Cristián Miranda, encargado del área de Retiro, Riesgo y Finanzas de la consultora Mercer. “Ha demostrado ser sólido y sustentable en el tiempo, pero aún tiene mucho que mejorar para lograr entregar mayores beneficios a los chilenos”, agrega.

¿De quién es la culpa?

Arenas y la ministra Matthei coinciden: del mercado laboral. La autoridad señala que las altas tasas de cesantía dejan una marca a fuego en la historia previsional de cada persona.

Otra causa, agrega el ex director de Presupuestos, es que los períodos sin empleo y la informalidad dejan su huella en baja densidad de cotizaciones. Según las encuestas de protección social, la densidad de cotizaciones de las mujeres es de sólo el 43,4%, y de los hombres del 59,6%.

Por último, el aumento de la esperanza de vida en Chile hace que el país se enfrente a una extraña paradoja: tiene ingresos de país en desarrollo, pero expectativas de sobrevivir como los de país desarrollado. “Los desafíos para el Gobierno están en enfrentar el envejecimiento de la población chilena y el aumento de las expectativas de vida, factores que inciden directamente en los cálculos de la pensión”, señala Cristián Miranda, de Mercer.

En términos simples, hoy en Chile se trabaja 40 años para financiar 20 años o más de vida y con lo que se ahorra en ese período no alcanza. El problema se agrava cuando las personas optan por jubilar anticipadamente. Sin embargo, como bien dice la ministra Matthei, éste no es un problema sólo de la voluntad de la persona, porque, “¿qué pasa cuando alguien queda cesante a los 50 o 54 años? Que le cuesta mucho encontrar trabajo y ahí jubilar es una salida”.

Eso le sucede a Constanza S., profesional de 57 años, con tres hijos, que empezó a trabajar a los 19 años, desde 1975, es decir seis años antes de que empezara el actual sistema, y que estudió mientras laboraba como secretaria. “La primera laguna previsional viene de 1998, porque me despidieron de mi trabajo”, cuenta. Hacia el 2000 empezó nuevamente a cotizar, pero en una actividad totalmente distinta -es profesora-, como parte del management de una empresa. Si su sueldo histórico oscilaba entre $350 mil y $400 mil, cuando se desempeñó en esa compañía su remuneración se multiplicó por cuatro. Pero tuvo problemas allí y se vio obligada a dejar su trabajo hacia mediados del 2002.

“Hoy no encuentro nada (dónde trabajar), creo que es porque estoy sobrecalificada”, reflexiona. Y es que además de su carrera docente tiene un magíster en administración de negocios. Con sus lagunas previsionales, su pensión sería de $250 mil; es decir, es candidata a la asignación básica solidaria (APS) de $255 mil. “Sé que lo peor que puedo hacer es jubilarme anticipadamente. Por eso quiero aguantar lo más que pueda y tratar de jubilarme a los 65 años”, dice Constanza.

Alberto Arenas comenta que las personas que al jubilar bajan mucho sus ingresos son candidatas a ser beneficiarios de la reforma previsional, cuyo pilar solidario dio respuesta al 60% más pobre de la población a través de las Pensiones Básicas Solidarias (PBS) o la Asignación Básica Solidaria (ABS); es decir, reciben pensiones de $255 mil. Su impacto es amplio, señala Arenas: del 1,5 millón de pensionados en Chile, más del 80% tienen jubilaciones de menos de esa cantidad.

Cotizar 30 años

Muchas veces, incluso cotizando el 100% del tiempo, la pensión es igualmente baja. Y no estamos hablando de los quintiles de más bajos ingresos, sino de profesionales de clase media, incluso del 20% de mayores ingresos del país. Es el caso de Esteban I., médico de 64 años que empezó a trabajar en 1978 en el Servicio de Salud Oriente y que imponía por la Caja de Empleados Públicos hasta 1981, año en que se cambió al sistema de capitalización individual. “Coticé 30 años en las AFP ininterrumpidamente”, cuenta.

Esteban sufrió la crisis subprime . “Vi cómo perdí $20 millones de mi cuenta en el 2008”, dice. Estaba entonces en el fondo B, “me asusté y me cambié al C y ya me quedaban tres años y medio para jubilar, así que luego me fui al fondo D, y este año, al estallar la crisis en Europa, en febrero, decidí irme al fondo E”.

Sus ahorros previsionales tienen la huella de estas dos crisis. “En el 2008, si todo seguía igual, iba a tener $120 millones al jubilarme, pero a estas alturas tengo sólo $91 millones”, se lamenta. ¿Con cuánto jubila, entonces? “Mi pensión es de $425 mil, que es como el 28% de mi actual sueldo, de casi $1,9 millones. Aun así, no va a postergar la edad de su retiro, porque en el sector público hay una ley de estímulo al retiro y otra norma -la 20.305- que es un bono post laboral por el cual recibe mensualmente $70 mil, que se les asigna a quienes tienen una pensión inferior al 55% de su último sueldo, explica. En el ámbito público, hay también un bono por “daño previsional” por haberse cambiado al sistema de AFP de 11 sueldos más 395 UF ($8,8 millones), y este médico puede acceder a él. “Me parece justo que entreguen estas asignaciones, porque si bien cambiarse a las AFP era voluntario en 1981, hubo muchas presiones, los jefes te decían que si te quedabas, al final el sistema antiguo iba a quebrar y no te iban a pagar nada”, rememora. Hoy, los que no se cambiaron a las AFP les hacen burlas a los que sí lo hicieron. “Claro, si ellos se jubilan con el 70% del sueldo, son médicos con pensiones de casi un millón de pesos”, comenta.

¿Esto ocurre siempre? ¿Se perdió más que ganó con el cambio de sistema? No es tan simple dar una respuesta. La ministra Matthei señala que debido a la alta cesantía, hay menores cotizaciones y “posiblemente el sistema de reparto (el antiguo sistema) estaría quebrado”.

Arenas explica que las tasas de reemplazo que se entregaban en la década de los setenta, en el régimen público antiguo de las cajas de previsión, eran más altas.

¿Vienen cambios?

Las bajas pensiones son un tema que preocupa al Gobierno. A inicios de este mes, la ministra del Trabajo se abrió a estudiar cambios, como elevar la tasa de cotización del 10% al 12%, o aumentar la edad de jubilación. La ministra también ha visto la posibilidad de mejorar las pensiones haciendo uso de los aportes previsionales colectivos, que en algunas industrias son parte de la negociación sindical.

También incentivos a cotizar más, ya que aumentar en 10% la frecuencia de cotización aumenta en 10% la pensión, por ejemplo.

“Para el cuarto quintil (clase media) va a haber un choque importante entre sus expectativas y las pensiones efectivas al jubilar”

¿Qué pasa con las generaciones que hoy día se están pensionando en Chile?

“Yo comparto el juicio de la ministra Evelyn Matthei en el sentido de que las tasas de reemplazo están en torno a 40%, las de las mujeres están bajo esa tasa y yo diría que hay un choque con las expectativas que se habían generado en su momento”.

Hoy las jubilaciones tienen bonos de reconocimiento. ¿Cuándo empiezan a jubilarse los que son totalmente del sistema de capitalización individual y con qué tasa de reemplazo?

“Los ‘químicamente puros’ debiéramos verlos a partir de 2021 en adelante. Pero las tasas de reemplazo de las primeras generaciones del sistema de capitalización individual son bastante bajas, en torno al 40%”.

¿Hay peligro de que la gente de clase media caiga en la pobreza cuando jubile por esto?

“Déjeme decirlo de esta manera: el sistema de pensiones solidario se hace cargo de ese tema. Si una persona tiene un sueldo de $1 millón y su tasa de reemplazo es de 40%, va a tener una pensión de $400 mil. Difícilmente va a caer en la pobreza, aunque eso depende también de qué tan numeroso sea su grupo familiar, pero generalmente son dos personas a esas alturas”.

“El problema entonces no es la pobreza, sino que esa tasa de reemplazo puede ser bastante lejana de las expectativas que se generó al participar del sistema de AFP, porque entre otras materias hay un tema de conocimiento del sistema de pensiones: una de siete personas sabe que se le descuenta del sueldo o puede discernir cómo se le calcula su pensión; antes en el sistema antiguo la gente sabía, en general, cómo se calculaban las pensiones”.

¿Qué pasa, cuando se jubile, con una persona que gana $600 mil?

“Lo más probable es que sea cubierta por el nuevo Sistema de Pensiones Solidarias. Si una persona gana $200 mil y cotizaba por eso, esa persona va a tener un Aporte Previsional Solidario (APS), que le va a aumentar su pensión y su tasa de reemplazo. Si una persona gana $600 mil, su pensión será en torno al 40% de ese valor. ¿Va a quedar esa persona en la indigencia o en la pobreza? No, debido a la construcción del pilar solidario para mayores de 65 años y sus principales efectos serán proteger de la indigencia y la pobreza a los más vulnerables”.

¿Qué sector será el más afectado?

“Lo diría así: para el cuarto quintil (de mayores ingresos) va a haber un choque importante entre sus expectativas de beneficios y las pensiones efectivas al jubilar”.

¿Y a qué se debe eso?

“El sistema de pensiones es un espejo de lo que es el mercado del trabajo. Una variable muy importante que explica el nivel de las pensiones es qué pasa con las historias laborales y, en general, los datos indican que las densidades de cotizaciones son bajas y más de la mitad del tiempo las personas no están cotizando y, por lo tanto, toda política pública que ayude a una mayor formalización del mercado laboral efectivamente resulta en el futuro en mejores pensiones y mayor protección social”.

¿Con qué tasa de reemplazo se jubilan en los países desarrollados?

“Un estudio de la OCDE de 2009 nos indica que las tasas de reemplazo de los países desarrollados, con otras cargas tributarias, están en promedio en tasas de 59%. El sistema público de pensiones de EE.UU. ofrece en torno a 45%”.

“Con tasas de desempleo altas, ¿cómo le pide al sistema de pensiones que haga milagros?

Más que el sistema de pensiones, el problema está en el mercado laboral. Así de clara es la ministra del Trabajo y Previsión Social, Evelyn Matthei, respecto a las vicisitudes que enfrentan las personas que van a jubilar. “Como gobierno, hemos puesto un gran énfasis en el empleo, porque cuando una persona no lo tiene o tiene un empleo informal y no le pagan las cotizaciones, es difícil que tenga una buena pensión”. Y agrega que “eso es lo que hemos tenido en Chile desde la crisis asiática; llevamos 12 años con tasas de cesantías muy altas. Con tasas altas de desempleo, de 10% o 11 %, ¿cómo le viene usted a pedir que el sistema de pensiones haga milagros?”.

Las personas que hoy jubilan o que lo harán en los próximos años han sido protagonistas de esta accidentada historia laboral. “Es un gran problema, porque en los 70 tuvimos tasas de cesantía muy altas; después, en el 82 y los años siguientes también y luego vino la crisis asiática. La verdad es que hemos tenido muchos episodios de cesantía muy alta”, dice.

Y si bien “se ha hecho un tremendo esfuerzo, un punto completo del PIB, que nos estamos gastando en el pilar solidario, aún no se termina la última etapa y tenemos que hacer una buena evaluación de cómo está funcionando ello antes de pensar en más cambios”.

En todo caso, la ministra ya ha alertado sobre un problema que afectará a la clase media. “Si una persona ha empezado a trabajar a los 22 o 24 años, y ha tenido una densidad de cotizaciones de 90%, es decir, una vida laboral muy estable, va a tener tasas de reemplazo de 70%. El problema es que la densidad de las cotizaciones anda más cerca del 50%”.

La ministra aborda los problemas que enfrentan los distintos segmentos en materia previsional:

Aquellos que no son del 60% más vulnerable de la población, que han tenido lagunas, que no han cotizado lo suficiente, tienen que preocuparse de ahorrar más”.La cesantía juvenil es un problema, porque las primeras cotizaciones tienen un gran impacto en el fondo previsional y en la jubilación y por eso tenemos que hacer que los jóvenes tengan acceso al empleo y que éste sea formal. Hay jóvenes vulnerables, donde las tasas de cesantía alcanzan del 40 al 45%”.Una mujer que va a jubilar los 60 y no a los 65 años disminuye inmediatamente su pensión como en 30 a 40%. Esos cinco años hacen una diferencia salvaje; el peor negocio que pueden hacer las mujeres es jubilarse a los 60 años”. Si usted pierde su empleo a los 50 o 54 años y queda cesante durante 10 años, ¿cree que va a tener una buena pensión? (…) No estamos estudiando subir la edad de jubilar porque hay mucha gente mayor de 50 años, cesante, que está esperando jubilar porque, por último, la persona que está cesante es mejor que tenga una jubilación, aunque no sea la mejor posible, a que no la tenga, esté desempleado y no tenga con qué vivir”.

Valeria Ibarra

Diciembre de 2011

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