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La inteligencia emocional, una capacidad que se puede desarrollar.

Ayuda a la calidad de vida e incluso a alcanzar el éxito. Aquí algunas  maneras de aumentarla.

Es un concepto relativamente nuevo y que tiene mucha importancia en nuestras relaciones sociales. Se trata de la inteligencia emocional, la cual determina cómo nos manejamos con nosotros mismos y con los demás.

El término se puso de moda en 1995 con la publicación del libro “Emotional Intelligence” del psicólogo estadounidense Daniel Goleman. El texto estuvo durante un año y medio en la lista de los libros más vendidos de The New York Times, se ha traducido a 30 idiomas y ha sido best seller en muchos países.

Sin embargo, según Dina Krauskopf, psicóloga de Clínica Alemana, el verdadero descubridor de esta capacidad es Howard Gardner, psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, quien formuló la teoría de las inteligencias múltiples. “Él abre el camino para decir que la inteligencia no es sólo la racional-cognitiva y destaca dos, que tienen que ver con lo que luego Daniel Goleman llamó inteligencia emocional: la inteligencia intrapersonal y la inteligencia interpersonal”, explica Dina Krauskopf.

Pero, ¿qué es exactamente la inteligencia emocional? La especialista de Clínica Alemana sostiene que habitualmente se destaca la inteligencia como algo puramente intelectual y así se piensa que los problemas pueden ser solucionados sólo con nuestras habilidades cognitivas. Sin embargo, las habilidades emocionales tienen la misma importancia.

“La inteligencia emocional es justamente el manejo de las emociones de un modo que permitan que las situaciones progresen, permitan bienestar, etc. Es sumamente importante y el haberlo destacado ha permitido dejar de reforzar sólo lo intelectual para dar importancia al rol que cumplen las emociones en la calidad de vida de las personas e incluso en el éxito que puedan tener”, señala la psicóloga.

La inteligencia emocional tiene una gran importancia en las relaciones sociales. Puede parecer algo natural, pero también es una capacidad que se puede desarrollar e incluso tratar. “A las personas que tienen poca se las puede intervenir terapéuticamente y reaprender”, afirma Dina Krauskopf. Asimismo -agrega la especialista- la crianza tiene bastante que ver con su desarrollo.

The Huffington Post publicó hace algunos días cuatro habilidades que se pueden trabajar para aumentar la inteligencia emocional. Estas son:

  1. Identificar las emociones: Consiste en darse cuenta tangiblemente de lo que se siente, asegurándose de poner atención en las reacciones profundas más que en la superficiales. Un ejemplo es cuando una persona está celosa del éxito de alguien. En ese caso, vale la pena hacerse la pregunta: ¿Realmente estoy celoso o sólo estoy molesto porque no he logrado lo que quería?
  2. Facilitar las emociones: Cuando se sienten múltiples emociones es importante pensar en diferentes puntos de vista que ayuden a resolver los problemas. Siguiendo con el ejemplo de los celos, es importante identificar los obstáculos y buscar formas de sortearlos, antes de que los celos nos derroten.
  3. Entender las emociones: Las emociones no son blancas y negras. Todos experimentamos complejas cadenas de emociones. Podemos aprender a entender e incluso cambiar las emociones de los otros, convirtiéndonos en sus jefes, compañeros de trabajo o clientes.
  4. Dirigir las emociones: Esta habilidad no significa esconder el llanto hasta    llegar al baño. Más bien es lo que te permite entender si una emoción es apropiada, de manera de poder resolver problemas que están basados emocionalmente. De esta manera, la próxima vez que sientas celos, serás capaz de captar esa emoción más rápidamente, y así podrás manejar mejor tu comportamiento y tus sentimientos.

M. Francisca Prieto, Emol

28 de octubre de 2011

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